sábado, 22 de abril de 2017

AROMA


AROMA


Está un poco desolado y la madera huele fuerte.

En un banco tú, y en otro yo.
El barman pasa el trapo por la barra acariciando el polvo y llevándoselo lejos. Un carcamán en la esquina toca una guitarra, vieja melodía de nuestra adolescencia. Una ceja hace gesto de complacencia. 
La copa de vino rojo y espeso cambia a un vaso hundido de whiskey áspero. El cigarrillo que yace en las comisuras labiales del barman nubla la vista y ofrece rellenar el vaso una vez más. 
Una charla de comentarios bromistas e historias de la vida personal se convierte en una plática sería y elegante, seductora de memorándums, desfibriladora pasional. Las miradas se tiñen de juego seductor y las pieles lloran el aroma del lenguaje corporal. Un silencio eterno reina el lugar y de fondo el mismo viejo tocando esa vieja melodía que tarareábamos años atrás.